Y dice adiós el sumidero A un abrazo tu sombra Y ni me entero Sube y da vueltas y alcanza mirar Pero no ve ni su sombrero La moneda que gira se fue a su entierro A un llevó tus ojos como un incendió Si detienen el mundo yo me bajo primero Pues se oye mejor aquí en silencio Alcanzame esa luz que quiero No me la apagues que aún no veo. Y aquí nos despedimos del hospicio le damos las buenas noches a sus puertas sin nombre A sus luciérnagas iluminadas de prisiones De renuncias de locuras de ventanas pequeñas y de causas pérdida y de niños reincidentes y de espejos destrozados a sacarle filo al corazón a montar cada gota de lluvia cada luz que colapsa cada voz que se esconde en la lluvia más tibia y certera en esa oscura armonía ciudadana donde nos daremos un abrazo y un salud por los espejismos por las hogueras. por tu sonrisa que la llevó como una encrucijada en bandolera por que a pesar de ti aún te canto. Locura