Una tarde la vi tan hermosa, La vi tan risueña, la vi tan gentil Que sentí entre mi pecho una cosa, Tan dulce y extraña que no sé decir, Y en sus ojos busqué con anhelo Queriendo en sus ojos la dicha encontrar Y al hallar un abismo tan hondo, Tan indescifrable, me puse a llorar. Desde entonces yo marcho errabundo, Sin halagos ni amor por el mundo Persiguiendo una dulce quimera Que allá en mi letargo Me llama y me espera, Y prosigo mi marcha indecisa Precedido de amarga sonrisa Hasta encontrar el soñado ideal Que alivie mi mal. Ven acá. Ven acá. Dulce bien. Dulce bien. Quiero verte en mis brazos rendida. Dulce bien. Dulce bien. Ven acá. Ven acá. No desoigas mi voz dolorida. Ven por Dios. Ven por Dios. Ten piedad. Ten piedad. Piensa en mi, no desdeñes mi amor Y recuerda que llevo en el alma, En el alma, en el alma. Y recuerda que llevo en el alma ¡Ay! profundo dolor.