Se acerca ya la noche con vuelo aligerado, Las aves van volando, sus nidos a buscar. Cuan anida y sonriente cual muere una esperanza, Yo veo en lontananza la luz crepúscular. Que triste, que triste es la vida en la montaña, Sin luz en la cabaña, sin nadie a quien amar. Ausente de mi madre bendita que me adora, Y que tal vez me llora en su lejano hogar. El león entre la selva que ruge fieramente, Y silba la serpiente, allá en el matorral. Yo, escucho conmovido los halles de ternura, De aquella criatura, que sufre por su mal. Tal vez el mensajero de la alta melodía, El beso que me envía, el ángel de mi amor. Tal vez, es de mi madre la frase cariñosa, Que llega hasta dichosa, cual eco arrullador.